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Por qué nos alegramos de que la declaración de la Renta nos salga a devolver

 

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Siempre he pensado, y defendido, que todos aquellos que se alegran de que la declaración de la renta les salga a devolver no saben realmente de lo que se están alegrando. Si todos llegásemos a comprender que esa devolución es el resultado de haber pagado a Hacienda nuestros impuestos, en exceso y por adelantado, creo que mucha gente empezaría a cambiar de opinión.

El pasado de marzo,  Alejandro Nieto González publicó de manera muy simple y entendible en el Blog Salmón un artículo que va sobre éste tema. Como entendemos que está muy bien explicado, transcribimos literalmente el artículo, y por supuesto, su autoría:

Renta 2018: lo que de verdad importa no es si sale a pagar o devolver

Queda poco para la campaña de la Renta 2018. Mañana Hacienda comunica a los trabajadores los datos que tiene y el 2 de abril se abre el periodo para presentar las declaraciones, que acabará el 1 de junio. Y la mayoría de la gente prefiere que le salga a devolver.

Sin embargo, lo importante de la declaración no es que salga a pagar o devolver. Esto es una anécdota. Lo realmente importante es el contenido de la casilla 557, que indica lo que realmente se ha pagado a Hacienda.

Pero, ¿qué es la declaración de la renta?

La declaración de la renta es simplemente un cálculo de los impuestos que se deben pagar al Estado (tanto a la administración central como a la Comunidad Autónoma) por los ingresos obtenidos el año anterior, en concepto de IRPF. (…)

En dicha declaración se contemplan todos los ingresos, las deducciones y desgravaciones a las que se tienen derechos y sale un número mágico en la casilla 557, que es lo que se tiene que pagar.

Eso sí, como resulta que ya se han adelantado unas cantidades en concepto de retenciones de las nóminas y por los rendimientos del capital, a lo que se debería haber pagado hay que restarle lo que realmente se pagó (casilla 569). Si se retuvo de más, la declaración sale a devolver, si se retuvo de menos, a pagar.

He simplificado la explicación porque es cierto que las deducciones se aplican después de hacer la resta y realmente lo que hay que pagar sale en la casilla 620. Realmente la declaración es bastante enrevesada, parece que no quieren que la gente sepa lo que paga de impuestos, pero por regla general se puede decir que lo que aparece en la casilla 557 es lo que se paga.

Entonces, ¿mejor a devolver?

La mayoría de la gente suele alegrarse por una declaración negativa. Esto significa que el Estado devuelve dinero, un dinero inesperado y que por tanto genera alegría. Sin embargo, si se profundiza en las razones de esta devolución, la alegría no debería ser tal.

Que una declaración salga a devolver significa que el Estado retuvo dinero de más. Y no solo eso, sino que además tiene todo el año siguiente para devolver dichas cantidades retenidas en exceso sin necesidad de pagar intereses. Podrían efectuar la devolución en diciembre de 2019, un año más tarde, sin ninguna penalización.

En cambio, si sale a pagar en realidad es el contribuyente quien ha pagado de menos y puede afrontar el pago del resto de impuestos en dos plazos (junio y noviembre) sin tener que pagar intereses.

Personalmente prefiero tener el dinero en mi bolsillo y pagar en dos plazos el impuesto de forma controlada que descubrir que me deben dinero y no saber exactamente cuándo me lo pagarán.

Ahora bien, la psicología manda y la mayoría de la gente prefiere recibir un dinero inesperado (aunque sea consecuencia de una retención excesiva) que tener que pagar. Lo mismo ocurre con las pagas extraordinarias, realmente la empresa retiene dinero de todas las nóminas para luego realizar estas pagas, pero a la mayoría de los trabajadores les gusta.

Artículo publicado el 14 de marzo de 2019 en https://www.elblogsalmon.com/economia-domestica/renta-2018-que-verdad-importa-no-sale-a-pagar-devolver

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Un pintor, un mecánico y un fontanero conversando sobre el IVA y las facturas

Con o sin IVA

— ¡Cuánto tiempo sin vernos! ¿Cómo os va?— preguntó el mecánico.

— Pues yo, siendo sincero, mal— respondió el fontanero con voz apesadumbrada.

— ¿Qué te sucede?— le preguntó el pintor.

— Pues que no llego a fin de mes. Trabajo en una fábrica, pero gano muy poco dinero. Mi mujer está en el paro y con los tres hijos… La solución que he encontrado es hacer unas horas como fontanero cuando salgo de trabajar y en días libres. No hago instalaciones, ni cosas complicadas. Solamente “chapuzas“ para resolver pequeños problemas. Y siempre trabajo para amigos o conocidos, muchas veces para compañeros de la fábrica. Con lo que saco puedo complementar mi sueldo un poco y consigo llegar a fin de mes— contestó el pintor.

— ¿Las facturas siempre con iva, no?— le dice el mecánico.

¿Facturas?¿Qué facturas? Yo no hago facturas, eso me llevaría mucho tiempo y dinero. Yo hago esas horas por pura necesidad, si tengo que costear gastos de gestión, impuestos y demás requisitos no me llegaría— responde el fontanero con gesto airado.

— Pero entonces tú, ¿trabajas completamente en negro? ¿Te das cuenta a lo que te enfrentas? No cumples con Hacienda, ni con la Seguridad Social. Estas comentiendo un fraude con ambas. No pagas el IRPF por tus ingresos, ni el IVA, ni las cotizaciones a la Seguridad Social, ni el IAE, ni…— le increpaba el pintor.

— Ni cumples con ninguna formalidad, ni requisito legal. Supongo que no cumplirás la mayoría de los requisitos en materia de seguridadde las instalaciones de los clientes— le interrumpe el mecánico.

— No, no. Todo lo que tiene que ver con la seguridad de los clientes y sus instalaciones de fontanería lo guardo a rajatabla. Son amigos míos, y aunque no lo fuesen, no jugaría con su seguridad. El que muchas veces se “juega el tipo” con su seguridad soy yo. Mi familia está muy preocupada— respondió el fontanero.

— ¿Y si tu amigo o conocido tiene un seguro y quiere dar parte? ¿Cómo te las apañas? En ese caso necesitará una factura con iva— le consultó el pintor con curiosidad.

— Tengo un amigo que tiene una empresa en regla de fontanería, en esta caso concreto una sociedad limitada. Cuando necesito una factura me la hace el como si fuese suya y al cliente le cobro el impuesto que tenga que pagar mi amigo, el IVA que tiene que repercutir y el impuesto correspondiente al mayor ingreso en el impuesto sobre sociedades- les dice el fontanero. El pintor y el mecánico hacen gestos con la cabeza como diciendo “en menudo lío que está“—. No, si yo os entiendo. Pero entendedme vosotros a mí. No llego a fin de mes. ¿Qué hacéis vosotros con vuestras facturas? No me digáis que no preguntáis “¿con iva, o sin iva?“— les dijo el fontanero.

— No, yo, en general, no pregunto lo de “¿con iva, o sin iva?“, salvo caso de duda. En este negocio hay que tener mucha psicología. Ya sabéis que yo soy autónomo y tributo por módulos— les expuso el pintor.

— Y eso, ¿qué tiene que ver?— preguntó con curiosidad el fontanero.

— Pues que el IVA, ni el IRPF, que pago yo no depende de lo que facture sino de unos módulos, es decir, parte de una estimación del IVA que yo repercuto a mis clientes. Si repercuto más o menos no influye en lo que pago de IVA. Y con el IRPF me pasa lo mismo. Entonces yo, cuando hablo con el cliente, calculo lo que quiere. Hay clientes muy concienciados fiscalmente. Con esos clientes, pronunciar las palabrassin iva es casi sinónimo de cliente perdido. En cambio, otros clientes están buscando cualquier fórmula para ahorrarse un dinero. Obviamente pagar menos IVA es un reclamo para ellos— prosiguió el pintor.

— Ya, pero tú pagas el mismo IVA— le dice el fontanero.

— Sí, pero eso muchos no lo saben, de manera que a mí ese juego me permite negociar con ellos el precio. Les aprieto un poco. Yo les voy a cobrar lo mismo, pero si observo que puedo cobrar más por su disposición a pagar el IVA, se lo cobro. Lo que sí que es cierto es que los de “sin iva, por favor“ se van sin una factura en regla, con todos los inconvenientes que les acarrea como consumidores— les explica el pintor.

— A mí todas esas historias que contáis me suenan muy conocidas. Yo creo que, por suerte, entré en otra dinámica al conocer al dueño del taller donde trabajaba antes. En cierta ocasión me dijo: “hijo, yo ya me voy a jubilar, tú veras, pero yo trabajaría siempre en regla. En el negocio de la mecánica la confianza es muy importante. El cliente siempre tiene sus dudas de si le aconsejas bien, si pones las piezas adecuadas, si no le engañas. Es razonable, pero esas dudas se resuelven con seriedad. La seriedad se demuestra trabajando siempre en regla, cumpliendo todas las normas y las fiscales las primeras. Las normas manifiestan una forma de comportarse que es tenida por correcta y que, no lo olvides, es la base de la confianza. Si no cumples las normas, nunca dejarás de ser el “chapuzas” de segunda categoría al que recurren los clientes menos cumplidores, los que más exigen, menos pagan y que a veces ni pagan”. Yo me quedé pensando, pensé en las palabras de mi jefe durante mucho tiempo— expuso el mecánico.

— ¿Y qué hiciste?— preguntó el fontanero.

— Pues llegué a la conclusión de que lo mejor es cumplir siempre y eso pasa por hacer siempre facturas con IVA. Monté una sociedad limitada, que tributa en el impuesto sobre sociedades y en el régimen general del IVA. Por supuesto, facturo siempre en regla y cumplo siempre con las obligaciones legales, las que surjan de los contratos y procuro cumplir por encima de lo que esperan los clientes. Es la manera de generar confianza y seguridad. El automóvil es algo que los clientes tienen como muy suyo y escatimar en seguridad o simplemente en cuidados es algo que a la mayoría no le gusta. Y a mí me va bien. Bueno, ha sido un placer encontrarme con vosotros pero me tengo que marchar— se disculpa el mecánico.

Cuando se marcha el mecánico el pintor y el fontanero se quedan conversando, pensando en lo que les ha dicho el mecánico. Llegan a la conclusión de que cumplir es siempre mejor que meterse en líos.

El fraude siembra desconfianza en todo aquél que se relaciona con la empresa. La confianza es uno de los bienes más valiosos que puede poseer una empresa o un autónomo. Y cumplir con las normas es una obligación que va más allá de lo legal.

(Publicado el 28 de octubre de 2015 por Gonzalo Garcíaa Abad en http://www.actibva.com)