Etiquetado: Confianza
Reorganiza tu empresa: Podemos ayudarte
Podemos ayudar en la reorganización interna de una empresa.
Podemos ayudar a crear una estructura fuerte, organizada y controlada.
Podemos auditar y conocer la situación real de la empresa en todas sus áreas: Económica, financiera, organizativa, laboral, comercial, producción.
Podemos trabajar en instaurar una verdadera cultura empresarial.
Podemos planificar y crear una estrategia de negocio.
Podemos optimizar la estructura de la empresa.
Podemos ayudar a localizar los problemas y podemos ayudar a solucionarlos.
Podemos crear un buen sistema de información que aporte datos reales y fiables que faciliten la toma de decisiones y eviten gestionar a ciegas la empresa.
Podemos conseguir que la contabilidad se convierta en una herramienta útil y esencial en la empresa para que refleje su verdadera situación económico-financiera.
Podemos y debemos trabajar desde dentro para que todos los cambios y mejoras que se instauren permanezcan estables de cara al futuro.
Podemos ayudar a detectar que es lo importante y que no.
Podemos ayudar modificando o instaurando nuevos métodos de trabajo.
Podemos ayudar a conseguir los objetivos.
Podemos instaurar una verdadera política de cambio y mejora.
Podemos ayudar a realizar una correcta gestión financiera.
Podemos ayudar a planificar la tesorería.
Podemos ayudar al ajuste de costes de acuerdo con las necesidades del negocio.
Podemos ayudar a la optimización de los recursos y medios existentes, tanto humanos como materiales.
Podemos trabajar en la mejora de la productividad.
Podemos equilibrar y optimizar la financiación externa de la empresa.
Podemos trabajar con el objetivo de la rentabilidad.
Podemos ayudar a instaurar un sistema de control.
Podemos ayudar a no depender de una asesoría externa que desconozca nuestro producto y empresa y que no aporte los datos reales que la empresa necesita.
Podemos y debemos escuchar a nuestro cliente y a su equipo.
Podemos ayudar y apoyar en la toma de decisiones.
Podemos mostrar cuando hay que actuar ante situaciones adversas.
Podemos ayudar a alinear al equipo humano en el proyecto empresarial.
Podemos enseñar a cómo trabajar en equipo.
Podemos ayudar a que el trabajo diario de cada integrante vaya siempre orientado hacia la calidad y el cliente.
Podemos y debemos trabajar codo a codo con el equipo.
Podemos formar en conocimientos y habilidades que aporten valor a la empresa.
Podemos servir de apoyo y soporte a las decisiones que la dirección de la empresa debe tomar día a día.
Podemos hacer de coach, asesor, mentor...
Podemos y debemos evitar que el día a día nos consuma, que la empresa nos arrastre y que no nos permita planificar ni trabajar de manera estratégica.
Podemos aportar ideas.
Podemos aportar visión de futuro.
Podemos transferir conocimientos y la experiencia de muchos años de vida empresarial.
Podemos ayudar trabajando todos juntos.
Podemos aportar confianza y una gran capacidad de trabajo.
… y además, podemos y debemos trasmitir entusiasmo.
¿Quieres que te ayudemos?
¿Cómo ser más productivo?
Ser productivo no es una cuestión de trabajar más horas. Es una cuestión de trabajar mejor.
Los datos estadísticos nos dicen que en los países de la UE en los que se la jornada laboral diaria se prolonga de manera generalizada, la productividad que se genera por hora trabajada es mucho menor que en aquellos países en los que se respetan los horarios. Esto no quiere decir que no se pueda ampliar o alargar alguna jornada si es necesario, pero no debe tomarse como una norma general. La hora de salida es un objetivo que debe ser cumplido por todos, y solo cuando sea estrictamente necesario la jornada podrá ampliarse como caso excepcional.
Para ser más productivo es indispensable estar motivado:
- A nivel individual, dependerá de la actitud con que se afronte el trabajo y de la capacidad de evitar distracciones. Podríamos decir que el ser más productivo depende realmente de uno mismo.
- A nivel profesional, además de la actitud personal, es necesario disponer de unas condiciones laborales que ayuden a esta motivación y con un entorno laboral que permita el desarrollo personal.
No obstante, cada persona es un mundo: Hay personas que se motivan solas, hay otras a la que hay que ayudar a motivarse, las hay que se les motiva más rápido, y también, por qué no decirlo, hay personas a las que es muy difícil de motivar.
Aun así, por norma general, los trabajadores que son felices, tanto a nivel personal como a nivel profesional, son también los trabajadores más productivos.
¿Cómo se motiva a un empleado para que sea más productivo?
Lo primero que siempre se nos viene a la cabeza es el salario. Estar bien remunerado motiva, pero ¿Un salario alto hace que se sea más productivo? No tiene por qué. Entonces, ¿Un salario más bajo aumenta la productividad? Tampoco. Entonces ¿Qué ayuda a ser más productivo?
El salario motiva, claro, pero también otras cosas menos materiales, tales como las condiciones laborales, la conciliación, la participación en el desarrollo de la empresa, la formación, la flexibilidad de horarios, el ambiente en el equipo…y sobre todo la confianza y el reconocimiento que se nos deposita. Todo esto último nos hace sentirnos mejor y más importantes. Es principal que un empleado se sienta valorado y respetado, que sienta que puede aportar ideas a su empresa y que perciba que se le escucha.
En resumen, puede motivarse a un empleado para que mejore su productividad con:
- Con una remuneración digna e incentivos por consecución de objetivos.
- Mejorando y flexibilizando sus condiciones laborales.
- Promoviendo su participación en el desarrollo de la empresa y escuchando sus aportaciones.
- Valorando sus conocimientos y experiencia.
Leonard J. Glick, profesor de gestión y desarrollo organizacional de Northeastern University, Boston, recomienda en la revista Forbes qué para que un trabajador se sienta feliz en una empresa y esa felicidad se transmita en un incremento de la productividad, hay que conseguir:
- Que se sientan partícipes de la empresa y responsables de participar en el producto que el cliente compra.
- Hay que transmitirles confianza para salir de su zona de confort con el fin de que quieran crecer y afrontar nuevas responsabilidades. El mayor riesgo para una empresa es tener gente quemada o aburrida.
- Compartir constantemente información con los trabajadores y empleados, tanto noticias buenas como menos buenas, para que conozcan de primera mano cuales son los desafíos a los que se enfrenta la empresa, y ellos como partícipes de la misma.
- El salario no es el único elemento motivador que existe en las empresas. La motivación de un trabajador surge de la oportunidad de aprender, de crecer, de contribuir, de participar.
- Las comodidades en la oficina importan, así como los espacios abiertos y distendidos que muchas compañías importantes han implementado en sus centros de trabajo, pero para que esto no se quede sin valor es necesario que vaya acompañado de políticas de motivación y de compromiso que se centre en los empleados: Puede que sea más fácil que la gente venga a trabajar, pero esto no significa que trabajen más ni mejor por tener esas facilidades.
- Y, no se debe olvidar nunca que la jerarquía existe, y que el liderazgo es necesario en las empresas. Cada uno debe estar en su puesto, y no confundir las relaciones abiertas entre jefes y empleados con una relación de igualdad.
Y… ¿Cómo consigue uno mismo ser más productivo?
Ser organizado y productivo son dos cosas que van de parejas y son indivisibles. La organización es fundamental para que sepamos hacia donde nos dirigimos, qué vamos a hacer y el tiempo que necesitamos dedicar a cada cometido.
Ser realistas con lo que cada uno puedo hacer o puede conseguir y marcar bien los objetivos antes de empezar a conseguirlos.
La planificación es la mejor vía para incrementar la eficiencia: Si hay algo que nos ayuda a ser más productivos eso es sin duda una buena planificación.
La concentración y el aprovechamiento del tiempo se convierte en un aspecto vital para conseguir aumentar nuestra productividad: La productividad es la relación entre los resultados que queremos obtener y el tiempo que utilizamos en lograrlos: A mayor tiempo empleado menor es la productividad que se obtiene.
La actitud con la que uno mismo afronta el trabajo.
La capacidad de evitar distracciones que nos restan productividad, optimizar el tiempo, priorizar, saber decir que no y saber distinguir entre qué tareas son importantes y cuales no.
El descanso, la alimentación saludable y el saber disfrutar de la vida personal.
Y por supuesto, el talento.
En resumen, si aplicamos todas estas premisas, conseguiremos ser más productivos, nos sentiremos mejor y lograremos estar más satisfechos.
Puedes ver más sobre la productividad en el trabajo en: https://septimagl.wordpress.com/?s=productividad
¿Por qué las pequeñas empresas necesitan a la consultoría?
“El cambio es la razón de ser de la Consultoría”
Simple y llanamente, la consultoría es un servicio que ayuda a las empresas (grandes o pequeñas) a mejorar su organización, a ser más competitivas, a mejorar sus resultados, y a mirar y trabajar por el futuro.
Es un servicio ampliamente utilizado por las grandes empresas o multinacionales, pero, sorprendentemente, no lo es tanto en las empresas pequeñas o medianas (Pymes), las cuales, se muestran muchas veces reacias a acometer procesos de cambio acompañados por un especialista externo.
O dicho de otra manera, si las multinacionales, que cuentan con personal altamente cualificado, recurren a especialistas externos para obtener una visión diferente o como solución a alguno de sus problemas, como es posible que las pequeñas organizaciones, cuya capacidad de poseer talento está más limitada, no recurran a estos servicios qué les puede reportar ideas frescas, conocimientos, organización y visión de futuro, que de manera interna, nunca podrán alcanzar.
La consultoría: Una inversión
Hay que entender la consultoría como una inversión y nunca como un gasto. Y además debe contemplarse como una inversión que se recupera en el muy corto plazo. Sin tener esta visión, los empresarios nunca optarán por buscar ayuda fuera de su empresa.
Cuantas veces habremos oído aquello de “no puedo” o “es muy caro” o “eso es para las grandes”. Pero la realidad es otra: La consultoría existe para ayudar a las empresas, para apoyarlas y para conseguir mejoras y crecimiento. Y los servicios que presta deben estar siempre en consonancia y en equilibrio con la realidad de las empresas clientes.
Los servicios de consultoría, y su coste, deben estar siempre en sintonía con el tamaño, situación o composición de la empresa. El coste de la consultoría debe ser proporcional a los servicios a desarrollar, pero también debe serlo al tamaño y situación del cliente. De igual manera, la planificación del trabajo, la metodología a aplicar y los objetivos a lograr. Si no es así, será muy difícil alcanzar el éxito del proyecto.
¿Qué puede aportar la consultoría a una pequeña o mediana empresa?
Todas las personas necesitamos ayuda y orientación para tomar buenas decisiones y elegir el camino correcto. Lo mismo ocurre con las empresas.
La consultoría, y en concreto, la consultoría de estrategia y organización, aporta conocimientos y técnicas externas que guían eficientemente a los gestores de las empresas y les ayuda a enfrentarse a hechos o situaciones, qué, por si solos, nunca serían capaces de afrontar.
Pero estos servicios no solo sirven para situaciones de riesgo o de peligro, sino que se desarrollan también para afrontar proyectos de futuro, de mejora o de crecimiento.
Podemos resumir lo que la consultoría puede aportar a una pequeña o mediana empresa en los siguientes puntos:
- Aporta expertos externos con amplia experiencia empresarial.
- Desarrolla servicios independientes y objetivos, obteniendo una visión externa de la empresa.
- Permite a las compañías trabajar por su futuro y con una visión a largo plazo.
- Aprovecha las experiencias y técnicas obtenidas de otras compañías.
- Identifica, estudia y trabaja las problemáticas existentes.
- Proporciona experiencia, conocimientos e instruye al personal de la empresa.
- Implementa procesos de mejora continua.
- Y finalmente, la consultoría desarrolla proyectos con fecha de inicio pero también de finalización, para que sus resultados permanezcan en la empresa y puedan ser continuados por sus propios integrantes.
Situaciones en las que es conveniente optar por servicios de consultoría
- Como apoyo y soporte empresarial.
- Para resolver problemas concretos o necesidades específicas.
- Para reorganizar y fortalecer las estructuras o áreas de la empresa.
- En la optimización de los recursos de la empresa, sus medios productivos y su estructura de personal.
- En la implantación de mejoras en los sistemas y procesos.
- Para aumentar los niveles de eficiencia de los departamentos de la empresa, evitar la alta rotación del personal y la falta de motivación.
- Mejorar de la productividad.
- Aumento de las ventas y acceso a nuevos mercados o líneas de producto.
- Para acometer proyectos de crecimiento.
- Mejora de la rentabilidad.
- Para desarrollar políticas orientadas al servicio y la calidad de los productos o servicios.
- Para diseñar e implantar nuevas estrategias de desarrollo.
- Para formar y capacitar al personal de la empresa.
- Para implantar metodologías de control, evaluación y de seguimiento continuo.
- Para generar la información necesaria que permita a la Dirección de la empresa una toma de decisiones basada en información real y fiable.
- Facilitar el acceso y adaptación a nuevas tecnologías.
- Etc.
En definitiva, la consultoría es muy útil para las pequeñas y medianas empresas porque les ayuda a mejorar sus niveles de eficiencia, a fortalecer su estructura, a mejorar su productividad y rentabilidad, y a dar soporte y apoyo al empresario en la consecución de los objetivos marcados. Y siempre debe hacerse desde una posición de confianza y cercanía, donde los problemas y soluciones se entiendan como propios.
Y esto es, porque el consultor debe entenderse como un “socio” estratégico y cualificado de la empresa y su dirección, y no como un proveedor. Y por su parte, el consultor debe vivir la empresa como si fuera suya. Juntos alcanzarán todos los objetivos.
Cómo hablar en público y ser un buen comunicador
Hablar en público, tanto a nivel profesional como a nivel personal, no es una tarea fácil para la mayoría de las personas.
Transmitir a los demás que es lo que se quiere decir, la idea o lo que se piensa u opina sobre un tema es una habilidad muy importante para interactuar con los demás. Pero hablar expresándose de forma clara, estructurada y consiguiendo que los interlocutores comprendan exactamente lo que queremos transmitir es algo que no todo el mundo es capaz de hacer. Hay que ir trabajándolo, aprendiendo y perfeccionando la técnica. Porque con la práctica se adquiere la habilidad de hablar en público.
Algunos consejos para hablar en público
- Confianza. Hay que tener confianza en uno mismo y confiar en el mensaje a transmitir.
- Seriedad en la exposición, pero manteniendo el sentido del humor y la creatividad, para que el oyente pueda estar cómodo e interesado por el mensaje que se le está transmitiendo.
- Claridad. Hablar con claridad y concentrarse en lo esencial.
- Sinceridad, naturalidad y sencillez. El público lo percibirá y lo agradecerá.
- Tranquilidad. Estar relajado y cuidar la respiración es vital para evitar el nerviosismo.
- Conocimiento de quien van a ser nuestra audiencia. Nos ayudará a enfocar nuestra exposición de forma correcta.
- Organización. Hay que tener muy claro cuál es el mensaje que se quiere transmitir para no alejarse del camino marcado. Además, es muy importante ordenar los elementos del mensaje que se va a transmitir: Introducción, puntos principales a exponer, desarrollo y conclusión.
- Preparación y memorización. El tema a desarrollar debe estar bien preparado para no caer en el error de parecer inexpertos de algo que se entiende que dominamos. También hay que memorizar las partes fundamentales del texto para evitar una lectura continua. El soporte en papel debe servir únicamente como guion y apoyo a la exposición verbal y espontánea. Con esto, ganaremos credibilidad.
- Control de los tiempos y búsqueda de la brevedad.
- Adueñarse de la situación. Hay que conseguir captar la atención del público desde el primer momento. Para ello, hay que conseguir crear un vínculo real entre público y expositor y mantenerlo durante toda la exposición para no perder la atención de los oyentes.
- Mirar al público a los ojos. El contacto visual es de suma importancia en cualquier exposición. Hay que hablar para todo el auditorio y no caer en el error de hacerlo para unos pocos.
- Gestualidad y lenguaje corporal. La charla o exposición no puede ser únicamente verbal. Hay que ayudarse con los gestos y con la postura: Acompañan, matizan y trasmiten actitudes, emociones y sentimientos. Aunque, como en todo en la vida, no hay que abusar de ellos.
- Tono de voz. El tono de voz empleado crea también sensaciones y emociones. Crea armonía entre el contenido del mensaje y las maneras de expresarlo. Crea, en definitiva, equilibrio.
- Los silencios. También son una forma de lenguaje, y bien utilizados, comunican de igual manera que la expresión verbal.
- Y por último, ser ameno. Cualquier técnica de comunicación puede estar bien aprendida, pero si no se logra empatizar con el público, todo está perdido. Hay que ser ameno y entretenido de principio a fin: Hay que ganarse a la audiencia. Hay que ser creativos.
La importancia de la consultoría contada por un músico
Soy músico, y me considero tan emprendedor como aquel que crea un producto o lanza un negocio.
La música es un ámbito complejo, pero no más que cualquier otro negocio donde hay multitud de cuestiones que intervienen: Marketing, Comercialización, Logística, Personal, Finanzas, etc.
En estos momentos estoy trabajando en lo que será mi primer disco en solitario, y lo que he tenido muy claro desde el primer momento es que necesito ayuda, y esa ayuda tiene que venir de un profesional.
Por ese motivo, he buscado la ayuda de un productor musical. Un productor cuyo papel es, principalmente, ofrecerme guía y consejo a través de las innumerables decisiones, pequeñas o grandes, que debo afrontar para poder alcanzar el sueño de crear el disco.
El disco es mío, está claro, y los beneficios o pérdidas que obtenga también lo serán, pero esto no significa que todo lo haya que hacer lo haga yo solo. Es más, en muchas situaciones no sabría ni por dónde empezar.
Por eso he buscado un productor musical, o lo que es lo mismo, un consultor/asesor/coach, según como lo queramos llamar.
Mi productor (o consultor) me sugerirá ideas, cambios o recursos musicales qué a mí nunca se me hubieran ocurrido y que imprimirán a mi música un estilo por encima de lo que yo había compuesto inicialmente. Me aportará, en definitiva, una visión distinta, y desde un ángulo que yo, como músico, o empresario, no tengo.
Pero hay algo muy importante: Yo debo estar de acuerdo con los cambios o con el nuevo o modificado estilo. Si no es así, el trabajo entre ambos no funcionará jamás. Eso sí, teniendo en cuenta siempre estas dos claves:
- Yo debo ser claro en lo que me propongo.
- Pero también debo estar dispuesto a cambiar mi opinión y considerar nuevas propuestas.
En definitiva, nuestra relación debe basarse en conseguir un equilibrio perfecto entre lo que yo, como músico o cliente, y él, como productor o consultor, estamos dispuestos a aportar y lo qué, cada uno, obtendremos a cambio.
“Es imprescindible crear una verdadera entente cordiale basada en la confianza y en la transparencia. Si no la hay, el resultado será un desastre”
Versión libre y adaptada del artículo publicado en el portal “Con tu negocio” por Salva López (http://www.contunegocio.es/gestion/consultores-para-que/)
Las empresas necesitan que sus asesores conozcan perfectamente sus negocios
¿Sabemos cuántas empresas tienen contratados de manera externa a asesorías o consultorías qué, aunque llevan mucho tiempo trabajando juntos, no tienen ni idea del negocio que desarrollan ni conocen las peculiaridades de la empresa que tienen como cliente? La respuesta es, desgraciadamente… ¡muchas!
Hablando en plata, no tienen ni idea de lo que hacen sus clientes, y en general, no se detienen a conocer en profundidad el negocio de sus empresas. Les asesoran, administran sus estados contables y financieros, gestionan la fiscalidad de la empresa, les dicen siempre que no pasa nada ante cualquier problema y que no deben preocuparse. Y lo mejor de todo, les dan lecciones sobre el estado de la empresa y lo que deben hacer basándose en informes y balances que son totalmente erróneos e irreales.
Todo ello por realizar contabilidades con la única misión de cumplir el requisito legal que obliga a su llevanza, contabilidades que contiene errores y omisiones, que no reflejan la situación real de la empresa, y qué, en muchos casos, se realizan bajo criterios conceptuales y normativos muy básicos y/o erróneos que provocan, siempre y cuando son detectados, repercusiones altamente peligrosas.
Está claro, que no siempre es así, y que existen asesores externos que realizan su trabajo de manera ejemplar, pero tenemos que reconocer que esta situación que comentamos es la que viven muchas empresas actualmente.
Los Consultores y Asesores de empresas deben conocer en profundidad el negocio de sus clientes para entender mejor como administrar sus estados contables y financieros y cómo repercute su trabajo en el impacto económico de estas empresas. Cuanto más se profundiza en el conocimiento de las actividades de la otra parte, mejores resultados se obtienen. Por el contrario, como ya hemos comentado, una gestión externa aislada de la propia actividad del negocio provoca grandes deficiencias y errores constantes en la información necesaria para realizar la correcta gestión de cada negocio.
Las firmas de asesoría deben trabajar pensando en sus empresas clientes, de manera real, con fiabilidad, con lealtad, y siendo siempre un elemento de consulta, de apoyo y motivador.
Deben formar parte de la estructura de la empresa y de su equipo humano, aunque de manera externa. Está claro que no participan en el día a día de la empresa tanto como si fueran internos, pero deben actuar y trabajar como si realmente lo estuvieran. La disponibilidad es, en este punto, un tema esencial. Y esto último es algo qué, desgraciadamente, las empresas echan en falta constantemente.
Por otro lado, es imprescindible crear un buen método de trabajo, unos buenos y fluidos canales de comunicación y que exista un verdadero entendimiento profesional entre la empresa y su Asesor/Consultor, aunque sabemos qué en muchas ocasiones no resulte fácil. La relación debe basarse siempre en la confianza mutua.
Sin confianza, es imposible que las cosas salgan bien.